Yamina Thabet durante la entrevista
Yamina Thabet es la presidenta de la Asociación Tunecina de Apoyo a las Minorías. Médico de profesión, es una de las voces más autorizadas para hablar de la discriminación que sufre la comunidad LGBTI en Túnez y para denunciar la aberrante práctica de los test anales, “un examen que es un tipo de tortura y de la que, además, nadie ha podido comprobar su validez científica”. Su propuesta pasa por luchar contra el 230 CP amparándose en la Constitución, la única ley votada por todos los tunecinos y en la que se recogen libertades individuales y el respeto a la intimidad y a la privacidad.
— ¿Cómo ve la situación LGBTI en Túnez? ¿Qué ha cambiado desde la revolución?
— Llevamos siete años en que ya podemos discutir sobre situaciones LGBTI en Túnez. Siete años, desde la aprobación de la Constitución, en los que hemos luchado por la identidad de las minorías sexuales. Para ser claros, en Túnez, por el artículo 230 CP, está prohibido ser homosexual, y eso es algo inconstitucional. Nuestra nueva constitución, la del 2014, recoge que todas las personas deben ser protegidas y respetadas en su intimidad. Las autoridades violan la intimidad de las personas para saber si alguien es homosexual, por lo tanto también violan la Constitución.
— ¿Se refiere a los test anales?
— Claro, es un tipo de tortura. Aquí se produce una hipocresía en nuestra sociedad: decimos que estamos luchando contra la tortura y nuestro gobierno apoya los test anales. En ocasiones, chavales jóvenes han sido detenidos en la calle sólo por parecer homosexuales. ¿Quién sabe cuál es su concepto de ser homosexual? Tal vez los que les parezcan a ellos afeminados…
— Los test anales los hacen médicos profesionales…
— Pero va contra los principios de la medicina: no se puede hacer nada si no va a favor de la salud de alguien, por su beneficio. Lo más importante es no hacer daño al paciente. Además no está científicamente comprobado que estos test tengan validez alguna. Las víctimas son víctimas olvidadas; la gente no habla de ellos porque la sexualidad en Túnez, en general, es tabú.
— ¿Para toda la sociedad?
— Estamos, la sociedad en general, haciendo progresos, pero creo que no es suficiente. Personalmente, creo que con esta ley es muy difícil combatir la homofobia en Túnez. Necesitamos que mujeres y hombres, lesbianas y homosexuales, hablen libremente sobre homofobia y persecución, pero ¿cómo pueden hacerlo si tienen miedo de ser arrestados e ir a la cárcel? Es muy complicado. Ten en cuenta que lo ilegal no son sus opiniones, sino ellos. Son gente ilegal y no es algo que venga de fuera, sino de dentro.
— ¿Por qué?
— Muchos políticos dicen que no pueden tocar esta ley porque los tunecinos no la aceptarían. Pero realmente en lo único que se votó, la Constitución, la gente se expresó de otra manera: dijeron que sí a las libertades individuales, al respeto a la intimidad y a la vida privada.
— ¿Cómo se lucha contra este artículo y contra toda la persecución de la que habla?
— Nuestra asociación cree en los medios legales, en cambiar la ley. Tenemos que discutir las leyes que apoyen cualquier forma de discriminación, ser abiertos de mente. También apoyamos la creación de un Tribunal Constitucional. Tenemos una buena Constitución, pero muchas veces parece que no podemos ampararnos en ella. Pero, repito, lo primero es cambiar la ley, abolir el 230 CP.
— En España se está experimentado un repunte en las enfermedades de transmisión sexual en la población LGBTI, ¿puede hablarme de la situación en Túnez?
— Bueno, es un hecho que si no se habla de homosexualidad, si no hay un debate en torno a ello, es más difícil combatir estas enfermedades, su transmisión y sus efectos. No tengo datos exactos, pero sí es un problema que hay que combatir.
— ¿Cómo ve el futuro de su país?
— Creo que se están dando pasos importantes, pero todavía insuficientes en materia de igualdad, de homofobia o de respeto a las minorías. Aunque hay que ser optimista…